por Borja Segura
Sesión de Filosofía para Niños del sábado 21 de enero de 2017Eduardo Galeano decía que la utopía sirve para caminar. No obstante, caminar de nada sirve sino es hacia un horizonte ético. En los tiempos oscuros que corren, donde las injusticias sociales imperan en el transcurso del día día, hacen falta muchos horizontes normativos y muchas personas (caminantes) que tengan el deseo moral de alcanzarlo.
Hace mucho tiempo que me propuse seguir un camino sin fin: conseguir una sociedad justa, donde reine la igualdad, la solidaridad y por qué no, la disidencia contra cualquier tipo de autoritarismo. Digo sin fin porque es un sendero que nunca debe finalizar ya que las sociedades están en constante estado de cambio y somos nosotros los que debemos exigir continuamente que vayan cambiando o evolucionando hacia una meta. Jamás debe frenarse cualquier pretensión de cambio hacia un ideal justo.
“Me di cuenta de que los peores monstruos habitaban en el interior de las personas y de que todo el mundo gritaba socorro en el más absoluto silencio.” Desde que era niño me ha apasionado narrar historias, ya sea a través de las palabras o a través de las imágenes. Recuerdo que en la escuela había profesores que conocían mis ambiciones, algunos hicieron de piedras en mi travesía, otros fueron un soplo de aire fresco. No obstante, las historias que contaba no siempre fueron felices porque la sociedad que me envolvía no lo era. No había princesas que necesitaban ser salvadas, ni monstruos dentro de los armarios. Me di cuenta de que los peores monstruos habitaban en el interior de las personas y de que todo el mundo gritaba socorro en el más absoluto silencio. Qué triste era aquello, pero más triste fue saber que, sin saberlo, yo era cómplice de aquel bucle, de aquel laberinto sin salida. Sin embargo, abrí los ojos y decidí que la disidencia era el único medio para romper esa gran celda en la que todos estábamos atrapados, era el inicio de mi rebeldía académica. Sobrepuse mi propio interés artístico a las obligaciones del instituto y muchos profesores tuvieron algo que decir, incluso algunos me insinuaron que dejara de hacer lo que más me apasionaba… Sorprendentemente mis notas nunca llegaron a bajar (porque me quedaba hasta las tantas estudiando) y pude seguir narrando lo que veía.
Al año de finalizar Segundo de Bachillerato, entró en mis manos un proyecto muy importante. El instituto que me había “educado” durante 8 años celebraba su 15 aniversario y gracias a mi buena relación con el director, se me entregó la misión de realizar un cortometraje remunerado. El único requisito que se me puso para realizar la obra audiovisual fue que debía contar una historia que transcurriera en el instituto. Esa era la idea principal y a partir de ahí se me abría un marco inmenso de posibilidades.
Educar la rebeldía académica es vital
Así nació Ella, un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Los personajes del cortometraje se pueden encontrar en cualquier escuela, son personas que tienen un inmenso mundo interior y que necesitan desarrollarlo, expresarlo de alguna manera, a través del arte. Sobre este eje se desenvuelve la obra audiovisual, añadiendo pequeñas dosis de machismo y de acoso. Sí, machismo y acoso, porque las aulas son un reflejo de la sociedad en la que vivimos y si en las calles suceden estas situaciones, en los institutos no iba a ser diferente. Novios posesivos, amor romántico que daña, violencia contra lo diferente… Nada nuevo bajo el sol. Son situaciones que siempre han estado ahí y que se han normalizado a través de los productos que genera la industria cultural mediante su penetración en los ámbitos educativos, es decir, se han construido referentes mediáticos totalmente analfabetos, que promueven el sexismo y la estupidez y lo venden como algo “guay” y los alumnos han interiorizado ese comportamiento, esas estructuras mentales tan dañinas…¿Qué pasa con los profesores y profesoras? ¿Por qué se le presta más atención a Rafa Mora que al profesor de historia? Porque el ocio también educa y las personas actuamos muchas veces de forma pasiva ante el ocio, dejando que los medios de comunicación nos implanten mensajes sin ningún tipo de barrera. Por eso ese tipo de personajes son los referentes entre los más jóvenes, porque no los someten a ninguna crítica y lo más importante, nadie les obliga a verlos, son programas que ven de forma voluntaria y de una manera relajada. La consecuencia más inmediata de esto es que los medios de comunicación están educando a los alumnos y alumnas, compitiendo con todo el personal docente. Por eso hay que educar a los alumnos en la rebeldía, es decir, hay que consolidar una rebeldía académica para competir con los medios de comunicación.
Rebeldía académica para competir con los medios de comunicación by @BorjaSegura Share on XLos docentes deben generar disidentes, inconformistas contra estas doctrinas mediáticas, no robots ni antenas que absorben mensajes televisivos constantemente sin ningún tipo de filtro. En este universo distópico, propio de una novela de George Orwell, surge una luz de esperanza, un halo de estrellas en la oscuridad del horizonte cósmico: el grupo de profesores y profesoras de filosofía que forman la Asociación de Filosofía para Niños.
Las aulas son un reflejo de la sociedad en la que vivimos by @BorjaSegura Share on XTuve la suerte de conocer a este pequeño grupo de personas y poder enseñarles mi obra audiovisual en una sesión donde cada uno la interpretó de una manera, enriqueciendo aún más el sentido del cortometraje. A partir de su visualización, cada profesor/a iba contando anécdotas de cosas que le habían sucedido en las aulas, de cómo se podía frenar esa situación… Sin embargo, lo que más me llamó la atención es que cada uno interpretaba al personaje de “Ella” de una forma totalmente distinta. Algunos decían que ese personaje representaba los sueños, otros afirmaban que se trataba de ese aliento, de esa bocanada de aire que a veces necesitamos para seguir caminando, otros firmaban que se trataba de una dama blanca que nos guiaba en contraposición a los demonios internos que todos tenemos… Un sin fin de posibilidades, pero ¿qué interpretación era la correcta? Todas eran correctas. Es la magia de esta obra, que cada uno la interpreta como quiere según su bagaje sentimental, intelectual… No hay una verdad absoluta, sino múltiples verdades cuestionables que nos pueden guiar hacia el lejano horizonte de la utopía, hacia construir una sociedad justa e igualitaria, basada en valores feministas para conseguir la necesaria igualdad de género y la eliminación de todos los roles y estereotipos que han generado durante años los medios de comunicación de masas.
Profesores y profesoras, maestros y maestras, debéis educar vosotros a las nuevas generaciones, de vosotros depende el futuro de nuestra sociedad, tenéis que enseñarles que el conocimiento es la herramienta más importante de la historia de la humanidad, tenéis que mostrarles que es algo mucho más atractivo que el dinero o el físico, enseñadles que un referente cultural es Eduardo Galeano, Pablo Neruda, Victor Jara, los románticos del siglo XIX, Newton, Platón, Kant, Rosa Luxemburgo, Ángela Davis, Frida Kahlo, Simone de Beauvoir… Tenéis que combatir a la industria cultural tóxica que genera referentes estúpidos y analfabetos que promueven la violencia machista y formar a auténticas y auténticos disidentes académicos contra este autoritarismo normalizado por todos, solo entonces, se habrá iniciado el imparable viaje hacia el lejano horizonte de la utopía.
Bulat.
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