El 1 de Julio, en San Cristóbal de las Casas, en su propia casa, falleció Ann Sharp a la edad de 67 años. Unos meses después, el pasado 26 de diciembre, a la edad de 87 años, falleció Matthew Lipman en la residencia en la que estaba viviendo desde hacía unos años. El mundo de la filosofía en general y más especial el de aquellas personas que nos dedicamos a la enseñanza de la filosofía, le debemos mucho a ambos pues abrieron puertas que hasta entonces habían estado cerradas.
Todo empezó con un relato de Matthew Lipman, El descubrimiento de Harry Stottlemeier. En esa novela, uno de los personajes centrales, Lisa, comenta un poema que había leído con su padre que no llegó a entender pero que «decía que los pensamientos en nuestra mente son como murciélagos en una caverna, y estas ideas revolotean ciegas, siempre por dentro de los límites de la caverna. Pero luego, en la última línea el poema dice que de vez en cuando “un error genial corrige a la caverna”».
Pues bien, su gran aportación fue hacer una propuesta genial que modificó los límites de la caverna en la que vivíamos. Con claridad y rotundidad, Lipman mantuvo que los niños podían hacer filosofía; no solo eso, afirmó además que los niños debían hacer filosofía y que en esa apuesta por una educación en el diálogo filosófico estaba en juego un objetivo teóricamente fundamental de nuestros sistemas educativos: preparar personas capaces de implicarse en la construcción de sociedades democráticas.
Mérito de Lipman fue lanzar la idea inicial, siendo su originalidad en cierto sentido una vuelta a los orígenes, a Sócrates y los sofistas. Todavía tuvo más mérito entender que esa idea no serviría de nada si no ibaapoyada por un programa completo en el que se incluían relatos, manuales para el profesorado con cientos de planes de discusión actividades y ejercicios, así como planes de formación del profesorado y evaluación de la validez del programa al aplicarlo en las aulas. Nueve manuales y sus correspondientes novelas, más libros teóricos de fundamentación, constituyen un legado impagable para quienes nos esforzamos en llevar la filosofía a las aulas. Y configuran un completo currículo de filosofía desde los 3 a los 18 años. Lipman viajó por todo el mundo para explicar su programa y sus libros fueron traducidos a decenas de idiomas.
Es en esta dimensión fundamental del programa donde la aportación de Ann Sharp es indiscutible, como reconoce el propio Lipman posiblemente en su última aportación a la comunidad internacional de Filosofía para Niños. Es una entrevista realizada por David Kennedy con motivo de la muerte de Ann1. Fue ella la que, con una especial capacidad y sensibilidad, entendió que era necesario dar esa dimensión pedagógica a la propuesta y articular todo un proyecto de elaboración de manuales para el profesorado y, sobre todo, un modelo de formación para poder transmitir mejor la innovadora propuesta que estaban haciendo. Ann volvió muchas veces a España porque se sentía bien acogida por todo el mundo. La última vez fue el pasado mes de Marzo en el encuentro anual de los centros de filosofía para niños de España, celebrado en aquella ocasión en Alcalá de Henares. Allí volvió a dejar buena muestra de su calidad humana, de su vitalidad y de su sabiduría.
Al principio, pocos hacían caso y solo algunas personas pensaron que la propuesta tenía sentido. Lipman llegó a España en 1985 para participar en un importante congreso de profesores de filosofía de bachillerato. Una gran mayoría rechazó su programa, pero algunos escuchamos y vimos algo realmente interesante que proponía nuevos caminos y consolidaba intuiciones que ya entonces teníamos. En Septiembre de 1987 se hizo un primer seminario sobre Filosofía para Niños en otro congreso de profesores y empezó el trabajo de un grupo estable de personas. Y desde entonces, primero dentro de la SEPFI, luego creando una asociación propia, el Centro de Filosofía para Niños, comenzó un crecimiento constante y estable.
Desde luego, esto no hubiera sido en absoluto posible sin la desinteresada aportación de Ann Sharp. Durante varios años vino a España en verano, en julio o en septiembre, para impartir un curso de formación para formadores de filosofía para niños. Allí, contagiados por su entusiasmo y bien preparados por lo que ella nos transmitía, aprendieron quienes luego difundieron el programa por toda España y en todos los niveles. Ediciones de la Torre se implicó en el proyecto y logró editar todos los materiales, algo que no se ha hecho en ningún otro país. El trabajo lo terminaremos este año con la publicación de la última novela y manual que se nos resistía, Suki y Escribir, cómo y por qué.
26 años después de aquel congreso, 43 años después de la publicación de su primera novela, la «descabellada» idea de mantener diálogos rigurosamente
filosóficos con niños ha ganado la aceptación generalizada en el mundo de la educación, de la psicología y, lo que es más importante, en el mundo de la filosofía, aunque, como no podía ser de otro modo, sigue encontrando rechazos. El movimiento de la filosofía con y para niños se ha implantado en el mundo con fuerza y son muchas las personas y decenas de miles los niños y las niñas que hacen filosofía en las aulas y en otros muchos contextos.
Ahora ya sabemos que los niños desde muy pequeños, incluso desde antes de la explosión del lenguaje que se da en torno a los dos años, son pequeños filósofos preocupados seriamente por la búsqueda del sentido de ellos mismos y del mundo que les rodea. Y también sabemos ahora, como sabían los padres fundadores de la filosofía, que la filosofía debe mantener siempre una proyección exotérica, salir a la plaza pública y provocar a la gente, niños, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres, para que pongan en cuestión sus propias convicciones y se esfuercen por lograr opiniones mejor argumentadas en respetuosa discusión con sus iguales.
Fueron Ann y Mat quienes nos mostraron un camino que nosotros hemos recorrido. Muchos les debemos y honestamente creo que hemos honrado su memoria. Dentro de unas semanas, la red de centros de Filosofía para Niños de España les rendirá homenaje en su encuentro anual que se celebra en Murcia del 10 al 12 de marzo. Y lo mismo hará la el ICPIC (International Council of Philosophical Inquiry with Children) en su conferencia bianual que se celebrará del 18 al 21 de Julio en Corea.
Como ya decía Bernardo de Chartres allá por el siglo XII, nosotros hemos logrado ver más lejos no porque seamos mejores o más inteligentes, sino más bien porque, aun siendo enanos, pudimos subirnos a los hombros de los gigantes que nos precedieron. Lipman, y Sharp, fueron sin duda dos de esos gigantes a quienes debemos parte de lo que somos y hacemos.
1(http://www.periodicos.proped.pro.br/index.php?journal=childhood&page=article&op=view&path[]=618)
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